Hermana querida
Querida hermana:
Hoy mojé la cama… otra vez, sí…
Pero ¡Vaya! lo que hace el cerebro querida mía, y la sugestión y el miedo y el terror.
Por quincuagésima vez pensé que estaría embarazada, se supone debió haber bajado lo rojo el lunes, ya era sábado y ni siquiera me dolía poquito la espalda. Diablos, pensé, otra vez a comprar otra prueba y ya, esta vez no me puse toda sudorosa y temblorosa y nerviosa, ya me había acostumbrado a sentir esas cosas por culpa del bichito que se tejería en mi interior. Y sin pensar más en la panza me fui a dormir y pasaron las diez y las once y las doce y la una y las dos y las tres, y finalmente me dormí, hice todo un ritual, como oruga que quiere convertirse en mariposa me hice una crisálida de telas: sábanas y cobijas, que finalmente envolví en un sleeping verde, ya ves, por aquello de frio, yo sólo hubiese faltado colgarme de la lámpara o de alguna viga vieja y para en la mañana haber tenido alas e irme lejos, muy lejos a tener a mi bebé.
Pero resulta que dentro de ese capullo soñe, sí que soñé: estaba en el hospital y una enfermera me dijo, será mejor que se haga la prueba, sí, usted tiene todos los síntomas. Entonces me bañé, sentí el agua calientita recorrer mi cuerpo y bueno, suena muy a yo, ir a hacerme una prueba casera a un hospital y bañarme en los baños del on-call-room, sólo para sentirme segura de que en casa no se iban a sorprender más que yo. Y ya, en la ducha me dan ganas de desaguar y saqué la prueba, y ya sabes el procedimiento a realizar, y procedí. descargue todo, eso que ni que, y esperé y esperé a que se secara el palito al que hice amarillo, en eso, una luz, abro los ojos y ahora me encuentro tendida en posición horizontal en el reconfortante, sobrevestido y húmedo calor de mi cama, oh sí, mi cama sufrió las consecuencias, demonios, dije casi pensándolo. Quise golpearme la cabeza contra la cabecera pero había demasiadas almohadas de por medio, y ya, después hice lo que tenía que hacer y como pieles de una cebolla fui desenvolviendo el colchon, una sábana, otra sábana, una cobija; y yo la pijama, las medias, los calcetines y los calzones, y buscando reemplazo para estos últimos en el cajón, half naked PLAP PLOP PLAP, tres goterones rojos salen de la entrepierna dando una respuesta muy carmín a la pregunta ambar del sueño, vaya manera de constestarme la mía. Cuanto problema para saber si vas a a ser tía, caray.